Han pasado algunos días, y todavía nos late la emoción de la escucha del Requiem de Mozart en versión de concierto en la S.M.I. Catedral de La Habana, el pasado sábado 15 de abril. El templo repleto de público nos recordaba antiguas navidades o pasadas vigilias. El sonido de los abanicos por las altas temperaturas de nuestra cálida primavera, los asistentes inquietos colmando el espacio, intentando encontrar un lugar entre las majestuosas columnas.
La hábil orquesta, la numerosa masa coral, el diestro director conduciendo de memoria toda la puesta. Todo en esta noche nos evocaba aquellos días sin la pandemia, cuando la música nos salvaba de nuestra cotidianidad y quedábamos absortos, como en esta velada, en la magistralidad mozartiana de poner en música la ira de Dios y la súplica de la humanidad rogando por su salvación.
Así han clausurado las Jornadas de Música Sacra, una experiencia sonora propuesta por la Cátedra de Música Sacra como preparación musical y espiritual de la venidera 10ma SMS, espacio que los públicos podrán disfrutar a inicios del próximo año, cuando conmemoremos una década de gestión de proyectos musicales y pedagógicos, así como de impacto en las liturgias de la Diócesis. Las Jornadas se han extendido desde principios de marzo hasta mediados de abril, con el concurso de agrupaciones corales y solistas habitualmente cercanos a la Cátedra, retomando la anhelada función de los conciertos sacros en los templos habaneros. La propuesta final ha sido el fruto de la sinergia de intenciones institucionales que siguen abogando por la salvaguarda de nuestros patrimonios comunes, por la pervivencia de la utopía, con la convicción de que la música, la fe y la cultura en general, tienen el poder de transformar a los seres humanos.
Se trató de la unión de la Orquesta del Lyceum de La Habana ; la Balthasar Neumann Ensembles , dirigida por Thomas Hengelbrock, conductor del concierto del sábado 15, y los coros de la Universidad de las Artes (ISA) , la ENA, el Teatro Lírico Nacional de Cuba y la Schola Cantorum Coralina ; con el acompañamiento del Centro Cultural Padre Félix Varela y el Instituto de Música Sacra y Pedagogía Musical de Ratisbona (HfKM), respaldo de la Cátedra para todos los proyectos que acomete; la Oficina del Historiador de la Ciudad y su Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas ; el Centro Nacional de Música de Concierto CUBA , y la Embajada de Alemania en Cuba. Ha sido una intensa y agradable temporada de conciertos, agradecemos a todos los implicados y esperamos continuar con los proyectos futuros que nos unen, en pos de contribuir al bienestar y la virtud en nuestra ciudad.
Fotos por Ariadne Prado Cabané y Nestor Martí.